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El cáncer de mama es el cáncer más común en las mujeres en las Américas.1 Según las estimaciones  realizadas por el Observatorio Global del Cáncer (Globocan), de la Agencia Internacional de Investigación  sobre Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés), a partir de los datos producidos por registros de cáncer  de base poblacional de nuestro país, en Argentina hubo 22.024 nuevos casos de cáncer de mama en 2020,  lo que representó el 32,1% de todos los tumores malignos en este grupo.1

Esta enfermedad impacta profundamente más allá de lo físico, afectando  la esfera emocional y psicológica de los pacientes.2 Múltiples estudios  han evaluado el impacto en la calidad de vida de las personas con cáncer  de mama, dado que se asocia frecuentemente con una alta incidencia  de problemas psicológicos, incluyendo angustia, trastornos afectivos,  ansiedad y depresión.2,3 El impacto psicológico y emocional del cáncer  de mama es amplio, desde la angustia relacionada con el diagnóstico inicial hasta problemas de depresión y ansiedad a largo plazo que afectan  significativamente la calidad de vida.2

Hoy en día, es reconocido que las intervenciones psicológicas, ya sea  a través de la asistencia de psicólogos especializados, grupos de apoyo,  o mediante una relación médico-paciente empática y efectiva con el  oncólogo tratante, pueden jugar un papel crucial en la reducción del  malestar psicológico asociado con el diagnóstico y los tratamientos  del cáncer de mama. 2

Impacto emocional en Cáncer de mama

Salud mental en el cáncer de mama

Salud mental en Cáncer de mama

El cáncer de mama puede tener un impacto profundo y duradero en la salud mental de las mujeres, desde el momento del diagnóstico hasta mucho después de haber completado el tratamiento.3

El diagnóstico de cáncer de mama trae consigo una carga emocional considerable, que incluye estrés, miedo a la mortalidad y dificultades para enfrentar los síntomas derivados de tratamientos intensos como la quimioterapia, la radiación y las cirugías.3,4 Estos tratamientos no solo desafían físicamente, sino que también provocan cambios significativos en la imagen corporal, la salud sexual y la dinámica laboral de las pacientes. 3,4 

Después del tratamiento, muchas mujeres continúan enfrentando desafíos psicológicos que pueden no resolverse automáticamente con la conclusión del tratamiento médico.2,4 Estos pueden manifestarse como depresión y alteraciones en la identidad personal, junto con un miedo continuo a la recurrencia del cáncer, lo que puede aumentar la ansiedad, especialmente en aquellas con antecedentes de trastornos de ansiedad y depresión.

Trastornos comunes:

  • Trastorno de Adaptación: Caracterizado por síntomas depresivos o de ansiedad asociados a un estresor  reciente, como el diagnóstico de cáncer.3 Los pacientes pueden mostrar una notable angustia y un cambio  en su funcionamiento diario en el trabajo o en casa, incluyendo desesperanza y cambios de comportamiento.3  Este trastorno es común, afectando hasta el 39% de las pacientes, que muestran dificultad para ajustarse  a su diagnóstico y tratamiento.3
  • Depresión: Incluye síntomas de tristeza profunda, pérdida de placer, sentimientos de culpa, baja autoestima  y pensamientos suicidas, junto con cambios en el apetito y patrones de sueño, baja energía y dificultad de concentración.3 Es crucial distinguir entre los cambios físicos relacionados con los efectos secundarios del  tratamiento y los síntomas depresivos.3
  • Ansiedad: El trastorno de ansiedad generalizada se manifiesta por preocupación excesiva, dificultad para controlar la preocupación, irritabilidad y tensión muscular, entre otros.3

Problemas relacionados con los Síntomas

  • Insomnio: Cerca del 50% de las pacientes de cáncer de mama reportan dificultades significativas para dormir,  caracterizadas por problemas para conciliar o mantener el sueño.3 Este insomnio puede estar provocado tanto  por el estrés emocional del diagnóstico y tratamiento como por los efectos físicos de la quimioterapia y otros  tratamientos.3 La gestión efectiva del insomnio es crucial, ya que el descanso adecuado es fundamental para  la recuperación y el bienestar general.3
  • Desafíos de la Imagen Corporal: Los cambios en la apariencia física debido a cirugías como la mastectomía, la pérdida de cabello por la quimioterapia y otros cambios relacionados con el tratamiento pueden impactar profundamente la imagen corporal de las pacientes.2,3,4 Estos cambios pueden llevar a problemas de autoestima y alteraciones en la percepción del propio cuerpo, lo que a menudo requiere apoyo psicológico para reconstruir la confianza en sí mismas.2
  • Fatiga crónica: La fatiga es un síntoma extremadamente común y debilitante asociado con el cáncer de mama y sus tratamientos.2,3 Puede persistir incluso después de que el tratamiento ha terminado, afectando la capacidad  de las pacientes para retomar sus actividades diarias normales.3 La fatiga crónica en pacientes de cáncer de mama puede requerir estrategias de manejo integradas, incluyendo modificaciones en la actividad física, nutrición y  manejo del estrés.3
  • Neuropatía y dolor: La neuropatía, que implica dolor, ardor, hormigueo o debilidad, especialmente en las manos  y los pies, es un efecto secundario común de ciertos tipos de quimioterapia.2 Además, el dolor persistente en el sitio  de la cirugía o como resultado de la radioterapia puede complicar la recuperación.2 El manejo del dolor y la  neuropatía es vital para mejorar la calidad de vida de las pacientes, empleando tanto tratamientos farmacológicos  como no farmacológicos.2

Estrategias Psicológicas Efectivas

La salud mental de las pacientes con cáncer de mama puede enfrentar desafíos significativos a lo largo del curso de la enfermedad.2,3,4 Afortunadamente, disponemos de diversas estrategias psicológicas efectivas diseñadas para aliviar los problemas emocionales y psicológicos, potenciar el bienestar y mejorar la calidad de vida de las pacientes, asegurando un apoyo integral en cada etapa de su tratamiento.2,3

Estas intervenciones suelen brindarse a través de terapia individual o grupal y pueden ser efectivas tanto en sesiones tradicionales en consultorio como, cada vez más, a través de telemedicina.3 Consultá con tu médico tratante, tu psicólogo o tu grupo de apoyo para elegir la estrategia que más se adapte a tus necesidades personales.

Salud mental en Cáncer de mama

Terapia Cognitivo Conductual (TCC)

La terapia cognitivo conductual (TCC) es una de las intervenciones psicológicas más estudiadas para el cáncer de mama, que se centra en mejorar el estado afectivo y la capacidad de afrontamiento de la paciente.2,3 Incluye diferentes herramientas como la reestructuración cognitiva de pensamientos automáticos negativos, entrenamiento en relajación, entrenamiento en resolución de problemas e intervenciones en estilo de vida para reducir el estrés personal.2,3  

Ha demostrado ser efectiva para reducir niveles de ansiedad y depresión, modificar esquemas cognitivos negativos e incrementar el optimismo y el pensamiento positivo, contribuyendo significativamente a mejorar la calidad de vida de las pacientes con cáncer de mama.2,3

Mindfulness y cáncer de mama  

Las intervenciones psicológicas basadas en mindfulness, como la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) y la Reducción del Estrés Basada en Mindfulness (MBSR), son esenciales para las pacientes con cáncer de mama.3 Estas terapias ayudan a las pacientes a gestionar el estrés emocional y físico fomentando una atención plena y mayor aceptación del presente, desarrollando una mayor conciencia de sus pensamientos y emociones.3 Al practicar la aceptación sin juicio, las pacientes pueden experimentar una notable reducción en la ansiedad y la depresión.3 

Además, estas técnicas fortalecen la capacidad de las pacientes para manejar el dolor, la fatiga y los cambios en la imagen corporal.3 La meditación y ejercicios de respiración de la MBSR, junto con los ejercicios de compromiso y valores de la ACT, ofrecen estrategias prácticas que promueven un bienestar emocional mejorado y una calidad de vida elevada, permitiendo a las pacientes enfrentar la enfermedad con una nueva perspectiva y mayor resiliencia.3

Educación emocional y cáncer de mama

Psicoeducación 

La Terapia Psicoeducativa (PET) o Psicoeducación combina educación sobre el cáncer de mama y sus tratamientos con intervenciones psicológicas para ayudar a las pacientes a manejar mejor la enfermedad y sus impactos.2,3 Se destaca por su capacidad para mejorar la adaptación de las pacientes a la enfermedad, ofreciendo herramientas para lidiar con los retos emocionales y físicos asociados con el cáncer de mama, como el miedo a la recurrencia y el manejo del estrés.3

Una característica distintiva de la PET es su enfoque en la mejora del bienestar emocional y cognitivo de las pacientes a través de la integración de técnicas de relajación, manejo del estrés y, en algunos casos, entrenamiento en resolución de problemas.2,3 Estas intervenciones han demostrado ser eficaces para reducir los síntomas de depresión y ansiedad, mejorar la calidad de vida y fomentar una actitud más positiva frente al tratamiento y la recuperación.2,3

Conclusión

El abordaje de las problemáticas de salud mental en pacientes con cáncer de mama es crucial para su tratamiento y bienestar general.2,3 La Terapia Cognitivo-Conductual (TCC) se destaca como la herramienta principal para enfrentar estos desafíos, dada su eficacia probada en el manejo de trastornos como la adaptación, la depresión, la ansiedad, el insomnio y los problemas de imagen corporal.2,3

Además de la TCC, la integración de psicólogos en los equipos de tratamiento oncológico facilita la implementación de una variedad de terapias basadas en evidencia, incluyendo la terapia de aceptación y compromiso, entrenamiento en relajación, prácticas de mindfulness y psicoeducación.2,3 Estas intervenciones no solo alivian la angustia y la ansiedad, sino que también han mostrado mejorar significativamente la calidad de vida de las pacientes, prolongar el periodo libre de enfermedad y reducir las tasas de recurrencia y mortalidad.

Sin embargo, es importante reconocer que no existe una única terapia que sea efectiva para todas las pacientes. Un enfoque interdisciplinario, que combine médicos y psicólogos, es esencial para personalizar el tratamiento psicológico.3 Este enfoque permite adaptar las intervenciones a las necesidades y circunstancias individuales de cada mujer, garantizando así el mayor beneficio terapéutico.

MAGDALENA ANGAUT
Médica - M.N.: 189.632

Referencias:

1. Ministerio de Salud de la Nación, Argentina. Instituto Nacional del Cáncer [Internet]. Buenos Aires: Gobierno de Argentina; 2024 [citado 2024 oct 03]. Disponible en: https://www.argentina.gob.ar/salud/inc
2. Guarino A, Polini C, Forte G, Favieri F, Boncompagni I, Casagrande M. The Effectiveness of Psychological Treatments in Women with Breast Cancer: A Systematic Review and Meta-Analysis. J Clin Med. 2020 Jan 12;9(1):209. doi: 10.3390/jcm9010209. PMID: 31940942; PMCID: PMC7019270.
3. Ashton, K., Oney, K. Psychological Intervention and Breast Cancer. Curr Breast Cancer Rep 16, 311–319 (2024). https://doi.org/10.1007/s12609-024-00559-w
4. DeMiglio L, Murdoch V, Ivison J, Fageria S, Voutsadakis IA. Factors influencing psychological wellbeing of early breast cancer patients. Rep Pract Oncol Radiother. 2020 Nov-Dec;25(6):913-918. doi: 10.1016/j.rpor.2020.09.009. Epub 2020 Oct 2. PMID: 33088226; PMCID: PMC7553884.