¿Cuáles son los estresores del fin de año?
Compromisos sociales, balances , proyecciones, tiempo de vacaciones por delante, regalos de fin de año, cenas familiares y la planificación en general de tiempos inusuales que generan una tensión con un impacto en la salud mental.
Las preocupaciones se transforman en estresores cuando creemos que no tenemos recursos para hacer frente a las dificultades, o cuando nos sobrecargamos de exigencias sin poder parar a evaluar prioridades, qué hacer y que no hacer, qué posponer y que descartar, qué herramientas personales tenemos para afrontar lo que se nos presenta.
¿Cuales son los indicadores de este estrés?
Emocionalmente nos sentimos más irritables, fatigados, perdemos la atención con facilidad, olvidamos lo que habitualmente no se nos pasaría por alto. Fisiológicamente la sensación de fatiga, cansancio, problemas de sueño, contracturas y problemas gastrointestinales, son algunas muestras del malestar. Y conductualmente tenemos fallas en la gestión de nuestras emociones como enojos desmedidos, discusiones o ansiedad desproporcionada, también actitudes con déficit en el autocontrol por ejemplo en el consumo de comidas, bebidas, estimulantes, e incluso exposición a riesgos al conducir.
¿Cómo podemos afrontar de manera saludable el estrés de fin de año?
Mantén la calma. ¿Cómo? Debes pensar antes de actuar.
La ORGANIZACIÓN de tiempos y prioridades puede ayudarte a gestionar mejor tu tiempo y prioridades. Elije y diferencia entre lo importante y lo opcional.
Sé realista con LAS EXPECTATIVAS, y no debes forzar los hechos. Piensa en lo posible, en elegir cuánto tiempo pasar con quien, y si no puedes elegir piensa en un tema o actividad que puedan compartir y correr el foco del conflicto.
Planifica OBJETIVOS, anticipa y organiza. Piensa en pequeños objetivos que conformen uno más grande para poder sentir pequeños logros y no sentirte abrumado o frustrado.
CUIDA TU SALUD, encuentra tu tiempo para ejercitar, para dormir y elegir tu alimentación, no vayas en modo automático.
Sigue las siguientes pautas para un mayor bienestar:
Poner los pies en la tierra.
Conectar con el presente y prestar atención. Sé consciente de qué tomas, lo que comes, lo que escuchas, la actividad que estás haciendo, centrándote en el aquí y ahora.
Desengancha.
Baja el ritmo, respirar más despacio, sé consciente de tu cuerpo, conecta con tus sentidos, tomate un momento para inspirar y exhalar a conciencia. Estirarte y pon atención a tu postura. Darse cuenta de cuáles son los pensamientos o sentimientos difíciles que nos mantienen enganchados con un futuro imaginado o con un pasado doloroso, nos ayuda a poder volver al presente en busca del bienestar.
Actuar de acuerdo con tus valores.
Distingue entre metas y Valores. Actuar acorde a tus principios, te dará seguridad y equilibrio. Reflexiona acerca de las metas que te propongas, para no generarte frustración y malestar. Hay proyectos que requieren de más tiempo, date tiempo para lo que realmente importa.
Sé amable, cuídate.
Date tiempo y lugar, para descansar, para el autocuidado físico y mental. Permitirse disfrutar, elegir qué hacer y de qué manera. Intenta poner una pausa para registrar tus alternativas, o compartir tu preocupación con alguien. Acepta y agradece lo conseguido que será base del pensamiento positivo.
Para finalizar esta nota y el año, intenta darte el lugar para mantener la calma, pensando en las estrategias compartidas si las necesitas. Intenta Organizar, priorizar y deshacerte de las expectativas todo/nada que generan malestar, buscando las estrategias que te sean adaptativas para afrontar las tensiones e incluso disminuirlas.
Lic. Judith Fridman Psicóloga - MN 30780 MP 97060